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"No es tan fiero el informe PISA como lo pintan"

29/07/2014 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE

Alexander Pope decía que errar era humano y rectificar de sabios. El ínclito Wert, con su Lomce, demuestra claramente que es humano, pero nada sabio. Decía también, el señor Pope, que perdonar es divino; el que suscribe no alcanzará la divinidad, dado que es imperdonable el daño que esta ley puede llegar a provocar. La Lomce con la que nos agreden es una ley retrógrada, predemocrática, facilitadora de los conciertos educativos y, por tanto, de la escuela privada, antidemocrática (pues le resta relevancia al Consejo Escolar), le quita autonomía efectiva a los centros, es segregadora e ideológica. Tal es el catálogo de desaciertos del ministro Wert que tiene en contra a toda la comunidad educativa. El dislate que trae esta ley es de tal magnitud que ya se ha comenzado a hablar de la octava ley de educación, la que sustituya a la Lomce; lo que no deja de ser un drama, dado que así, sin acuerdos de Estado, nunca podremos alcanzar un sistema educativo consensuado que dure en el tiempo como, por otra parte, tienen muchos de esos países mejor posicionados en el informe PISA. Los continuos cambios normativos y legislativos que sufre el sistema educativo español impiden que se consolide el sistema de enseñanza. Finlandia -espejo en que llevamos años mirándonos-lleva 40 años con el mismo sistema educativo. El sistema educativo finlandés empezó su transformación hace 4 décadas y lo hizo con la idea de convertirlo en el principal eje sobre el que girara la recuperación económica del país; en España, sin embargo, asistimos a la séptima ley de educación en 30 años (todo un alarde de ineficiencia política).

Una ley -volvemos a la Lomce- que desconfía del profesorado introduciendo reválidas y evaluadores externos es injusta porque, precisamente, es el profesorado el que compensa con su esfuerzo las malas políticas educativas y debe ser la piedra angular del sistema.

El informe PISA demuestra que aumentar horario en «asignaturas» como refuerzo educativo (como propone la Lomce) no supone mejorar resultados, de hecho en Finlandia, paradigma de eficiencia, tienen mejores notas en matemáticas sin necesidad de refuerzo. En la tierra de la eficacia educativa, le dan relevancia a la música, a la pintura, al teatro, a las artes visuales, etc., que tienen una incidencia grande en el desarrollo de la creatividad, de la memoria, del trabajo en equipo. todo ello base fundamental para construir conocimiento y mejorar la competencia curricular de los alumnos. Sin embargo, el señor Wert decide que las artes, junto con la tecnología y la filosofía, no deben tener relevancia en nuestro sistema educativo y, sin embargo, sí la religión (introduce el refuerzo educativo y la religión en el horario a costa de las artes y las humanidades).

Es conocida la obsesión, que raya en lo patológico, que el señor Wert tiene con el informe PISA. Dicha obcecación ha tenido impacto en la Lomce, de ahí, por ejemplo, las reválidas y los evaluadores externos que se convierten en una forma de entrenar a los discentes para el informe PISA. El informe 'maldito' se compone de pruebas estándar que pretenden obtener resultados para establecer una clasificación entre los diferentes países de la OCDE. La experta María Ángeles Llorente considera que PISA no evalúa, sino que examina y lo hace sobre determinados aspectos de tres materias y que, además, se basa en pruebas descontextualizadas y realizadas sin asegurar la representatividad de la muestra de población sobre la que se realiza.

«España está por debajo -rezaban algunos titulares de prensa- de la media de la selección de países de OCDE». Hay que aclarar que la media de los 18 países participantes es de 500 puntos y que los alumnos españoles consiguieron 484 de media (477 en habilidades de la vida diaria, 488 en lectura, 494 en matemática y 496 en científica). En este sentido el pedagogo Enrique Bethencourt pasa los puntos a nota y dice que: «Al tratarse de un baremo con la media situada en 500 puntos, los 477 en habilidades sociales de España equivaldrían a la 'enorme distancia' entre 4,8 y 5 en nuestro sistema habitual de calificaciones. Y equivaldría a que Finlandia obtuviera un 5,2». Si la comparación la hiciéramos en científica, donde los alumnos españoles obtuvieron 496 puntos, la nota correspondería a 4,96; es decir que la diferencia de los alumnos españoles con respectos a los mejores valorados de la OCDE es escasísima y, seguramente, irreal dado que los exámenes se hacen fuera de contexto y sobre determinados aspectos de pocas materias; por tanto lo que demuestra el informe PISA, si acaso, es que los alumnos españoles nada tienen que envidiar al resto de alumnos de otros países. Lo que constituye un verdadero milagro dado la agresión permanente que sufre la escuela pública en España: recortes presupuestarios, recortes de plantillas, ratios elevadas, profesores mal pagados, etc. Lo que esta realidad demuestra es que tenemos buenos alumnos y mejores profesores, pero malos ministros de Educación y malos políticos. Si la inversión en educación pública y atención al sistema educativo que pone en práctica el gobierno de Singapur o de Finlandia, fuera la misma que en España nos saldríamos, claramente, de la tabla de puntuación porque, hoy por hoy, estamos casi al mismo nivel de competencia curricular pero a años luz en inversión y de protección del sistema educativo público. Finlandia destina el 6'9% del PIB a educación, mientras que en España sólo el 4'7%. Además la inversión finlandesa se centra en la enseñanza pública que constituye el 99% del sistema educativo, en España, sin embargo y en datos del 2011, la enseñanza pública constituye el 68 % (con una 28 % de enseñanza concertada y un 4% privada). Podemos deducir que el país que tiene el mejor sistema educativo público del mundo no tiene centros privados (y aún menos concertados) durante toda la etapa primaria y secundaria.

Lo que es claro, como el agua, es que el ministro Wert ha utilizado el informe PISA para justiciar una ley ideológica basada en una falacia: los resultados de PISA. Queda claro, señor Wert, que los alumnos españoles están, a la luz del informe, prácticamente en la media del resto de países, lo que sí es incuestionable es la Lomce supone un ejemplo claro de disenso entre toda la comunidad educativa y una incuestionable muestra del totalitarismo al servicio de posicionamientos ideológicos.

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