Foro abierto del Sindicato PIDE

Me resulta profundamente incoherente que, según la legislación educativa actual, se promueva que el alumnado pueda demostrar sus aprendizajes cuando esté preparado, que se valore el progreso por encima del error puntual, y que el acompañamiento del docente sea clave. Sin embargo, en las oposiciones para docentes, una tilde mal colocada, un pequeño lapsus o un detalle de forma pueden anular años de preparación. Se penaliza el fondo por la forma, como si la calidad de una propuesta pedagógica quedara invalidada por un mínimo desliz ortográfico. Es inadmisible que se ignore el talento y la vocación por tecnicismos absurdos, mientras... (continúa)

Me resulta profundamente incoherente que, según la legislación educativa actual, se promueva que el alumnado pueda demostrar sus aprendizajes cuando esté preparado, que se valore el progreso por encima del error puntual, y que el acompañamiento del docente sea clave. Sin embargo, en las oposiciones para docentes, una tilde mal colocada, un pequeño lapsus o un detalle de forma pueden anular años de preparación. Se penaliza el fondo por la forma, como si la calidad de una propuesta pedagógica quedara invalidada por un mínimo desliz ortográfico. Es inadmisible que se ignore el talento y la vocación por tecnicismos absurdos, mientras se recaudan miles de euros en tasas por parte de las consejerías de educación. Esa doble moral institucional que predica una ley centrada en la inclusión y la comprensión, pero actúa bajo criterios punitivos y excluyentes, no solo es hipócrita, sino profundamente desalentadora. ¿Está realmente legitimada, desde el punto de vista ético y pedagógico, una Ministra de Educación o unos consejeros y consejeras autonómicos para exigir excelencia educativa cuando ellos mismos avalan procesos selectivos que rozan lo inmoral? ¿Qué formación pedagógica respalda sus decisiones? ¿Conocen el aula, el esfuerzo silencioso de miles de docentes, o solo administran la educación desde cómodos despachos enmoquetados?